Es el conjunto de leyes que rigen los sistemas; son las pertenencias, los vínculos, lealtades ciegas, identificaciones, compensaciones y equilibrio.
El inconsciente familiar se manifiesta en todos los campos de la vida.
La madre de la psicogenealogía es Anne Schuszenberger, te invito a leer su libro Ay mis ancestros. “Tenemos la posibilidad de conquistar nuestra libertad y salir del destino repetitivo de nuestra historia si comprendemos los complejos vínculos tejidos en nuestra familia.” Debemos estrechar el cerco de nuestras lealtades invisibles que nos obligan a “pagar deudas” por nuestros ancestros, lo queramos o no, lo sepamos o no.
Repetir los mismos hechos, fechas o edades de nuestros ancestros que han formado el drama familiar es una manera de honrarlos y serles leales.
Las cuestiones familiares pasan de una generación a otra por la unidad dual madre-hijo.
Para sanar repeticiones en primer lugar, hay que ser conscientes de ellas.
Cuando un ancestro ha sufrido, es fundamental para la descendencia que su dolor sea reconocido. Matar al fantasma.
Permitir el enraizamiento de la persona en su propia historia forma parte de la solución.