El primer paso para sanar, es tomar consciencia de nuestra herida y de nuestro dolor. A través del conocimiento de nosotros mismos, aprendemos a amarnos. Las heridas que traemos con nosotros desde pequeños nos seguirán acompañando a lo largo de toda nuestra vida si no las tomamos y hacemos algo con ellas.
Vamos a pensar que ya somos adultos, pero estaremos reaccionando siempre desde el niño lastimado. Vamos a vivir pidiendo que nos quieran, que nos cuiden, que no nos dejen, vamos a necesitar que estén pendientes de nosotros para no sentirnos abandonados. Es un camino largo, es cierto. Pero podemos sanar esas heridas y elegir vivir desde el presente, desde este momento y desde este lugar que hoy nos da la vida.
Es muy importante que puedas tomar consciencia de este conflicto, para integrarlo y a partir de entonces, iniciar la búsqueda de su origen.