Siempre retomo el tema del nombre que llevamos. Es muy importante ya que es nuestra identidad, contiene nuestra energía.
En principio, es nuestro primer contrato con nuestra familia. Responde al proyecto sentido de nuestros mapadres. A sus expectativas y sueños, a todo aquello que se esperaba de nosotrxs.
Cuántxs de nosotrxs llevamos el nombre de algún familiar?
Cuántxs de nosotrxs hemos sido ita o ito…Martita, Pablito.
Cuántxs fuimos chiquitxs, del estilo Martín chiquito, María chiquita.
Cuántxs fuimos llamadxs como alguien que falleció?
Peor aún, con el nombre idéntico o adaptado de un hermanx fallecidx? En ese caso, ni mamá ni papá pueden “llamarnos” sin dolor.
Todas estas cuestiones nos colocan en la comparación, que a veces es muy pesada.
Podemos trabajar un montón respecto de nuestro nombre, para poder elegirlo si es nuestro deseo, o para poder cambiarlo si no lo queremos.
Si necesitás cambiar tu presente, podemos biodecodificar. Las herramientas son transformadoras, como las #ConstelacionesFamiliares, técnicas de #EFT, memoria celular, construcción de tu #genograma personal a partir del trabajo con el árbol, eneagrama.
Espero tu mensaje por wpp al 1131074364, por md a mis redes o a mi página.
Desde nuestra concepción, nuestra vida dentro del útero materno, pasando por nuestra manera de llegar al mundo, la primera infancia.
A nivel físico, en base a nuestro sistema nervioso y otros sistemas vamos adquiriendo habilidades de aprendizaje, sociales, conductuales.
A nivel mental, se construye nuestra personalidad.
A nivel emocional, es el viaje de nuestra alma.
Estos tres niveles se van alimentando entre sí, en respuesta a todo aquello que nos ha rodeado.
Pero todos nosotros tenemos un contrato sagrado, mágico y único en esta vida.
Para trascender nuestra propia historia, necesitamos comprendernos, aceptarnos y mirarnos desde quienes verdaderamente somos. No de quienes se esperaba que fuésemos, no de quienes pretendemos ser, no de lo que se dice y se espera socialmente. Nosotros y nuestra esencia. Reencontrarnos con nuestra infancia es un buen viaje, no te lo pierdas.
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Sanar las heridas de la niñez nos lleva a la libertad.
No necesitamos ser rescatados, necesitamos conocernos, acercarnos a nosotros mismos y hacernos responsables.
Hay tres épocas en la vida:
• La primera es nuestro primer septenio, donde el mundo se nos manifiesta como bueno, se forma la estructura de nuestra personalidad, nuestra identidad y es el momento en el cual, a través de los sentidos aprehendemos nuestro entorno.
• La segunda es el segundo septenio, donde vemos el mundo en su belleza, donde incorporamos hábitos que pueden ser interesantes o polémicos.
• La tercera etapa empezamos a ver el mundo verdadero, es el tercer septenio, donde comenzamos a vernos como nosotros mismos.
Es muy importante accesar a registros pasados conscientes o inconscientes para poder elegir con cuáles nos quedamos, cuáles tienen sentido en nuestro presente y cuáles no.
Para lograrlo nos permitimos atravesar desafíos y miedos. Con mucha valentía para transitar la incertidumbre. Es tan importante cuando sentimos que necesitamos ayuda, pedir a nuestra propia alma que nos indique por dónde es.
Si necesitás cambiar tu presente, podemos biodecodificarte. Las herramientas son transformadoras, como las #ConstelacionesFamiliares, técnicas de #EFT, memoria celular, construcción de tu #genograma personal a partir del trabajo con el árbol, entre otras.
Cómo reconocer las heridas que pudimos sufrir de pequeñxs y como se manifiestan en nuestro presente adulto?
Herida de traición: cuando el entorno familiar suele mentir reiteradas veces o realizar promesas que no se cumplen jamás. De adultx, puede suceder que se necesite tener siempre el control para asegurarse la lealtad y la sinceridad de quienes nos rodean.
Herida de vergüenza: cuando hubieron burlas o comentarios hirientes, podrá ser un adultx absolutamente dependiente de otrxs, haciendo cualquier cosa para sentirse útil y admitidx.
Herida de rechazo: cuando ha sido cuestionadx por su cuerpo, sus actitudes, sus formas, sus gustos. De adultx suele requerir aceptación constante.
Herida de abandono: implica cualquier manera de abandono. Desde dejarlx a cargo de alguien hasta faltarle en los momentos importantes o pequeños. Esa falta puede determinar un adultx que necesita mantenerse en alerta y constante vigilancia para protegerse, para no quedarse solx una vez más.
Herida de injusticia: infancias castigadas permanentemente o cuestionadas en sus actitudes sin explicación alguna; puede generar adultxs rígidxs, que no pueden negociar, perfeccionistas y sumamente ordenadxs.
Es muy importante que podamos conectar con ese pequeño o pequeña que hemos sido, para sanar esas heridas y tener una vida plena. Tomarnos amorosamente como niñxs, es amarnos profundamente como adultxs.
Si resuenan con vos estos conceptos y querés iniciar el camino de la #biodescodificación, con herramientas transformadoras como lo son el trabajo #transgeneracional con la construcción de tu propio #genograma y las #constelacionesfamiliares, puedo acompañarte en tu proceso.
Te invito a realizar conmigo sesiones individuales sistémicas, hablame por privado, o al wpp 113107 4364.
Posiblemente si sufriste injusticias en tu infancia, busques en tu vida adulta el extremo cuidado del cuerpo, busques el orden en todos los ámbitos de la vida.
También puede suceder que si vas a una fiesta la pases mal, porque no te gusta bailar. Podés sentirte incómodo cuando te hacen regalos. Quizá no te gusten los besos y los abrazos de las personas. Tal vez seas extremadamente independiente, sintiendo que no necesitás a nadie en tu vida.
¿Cómo tomar consciencia de nuestras heridas de infancia y sanar? Mirando nuestra propia vida, mirando al niño que hemos sido amorosamente.
Iniciando el camino del autoconocimiento. Solo si aceptamos nuestros dolores y tristezas, podremos trascenderlos. Tenemos en cuenta que la biodescodificación acompaña los tratamientos médicos o psicológicos que estés realizando. Porque somos cuerpo, mente y alma, solo podemos sanar desde una mirada de completitud de nosotros.
Si tenés dudas, te respondo, siempre. Si mis palabras te resuenan y desearías iniciar el proceso transformador de la biodescodificación y las constelaciones familiares te invito a comunicarte conmigo por md en mis redes, a mi página o por wpp al 1131074364.
Todo conflicto, dolor, herida que guardamos en nuestro inconsciente se encargan de generar trauma. Trabajamos en el autoconocimiento para poder elegir libremente en el presente.
Los traumas no se olvidan con el paso del tiempo, nos esperan siempre para robarnos la libertad. No los podemos ignorar, no los podemos bloquear; siempre están.
Dónde se originan? En la violencia que pudimos haber sufrido con malos tratos, golpes, abusos, humillaciones; en duelos eternizados que no hemos terminado de resolver; en aquellas heridas que nos impactaron de pequeñxs. Cuando no recibimos el amor y la atención que necesitábamos, el reconocimiento y el cuidado que de niñxs nos hicieron falta.
Siempre abordándonos desde lo sistémico, desde lo familiar, lo que no se repara en nuestro sistema se repite de manera cíclica en las generaciones que siguen. Los traumas son esos dolores que no pudimos gestionar de nuestra infancia, que nos continúan habitando en nuestro presente y son los responsables de nuestros fracasos, nuestras malas relaciones, nuestra falta de autoestima. Te invito a comenzar a indagar sobre aquellas situaciones de dolor que hoy te siguen afectando.
Es un camino transformador, pero también requiere mucho trabajo. Nos enfrenta a nuestras oscuridades y nuestras heridas. No necesitamos que nadie nos apruebe. No necesitamos continuar con tradiciones, hábitos y costumbres que no resuenan con nuestros deseos. No tenemos obligación de compartir la vida con quien nos daña, con quien no nos valora. Somos los únicos responsables de nosotros en la vida adulta. Se terminó el tiempo de hacer cargo a nuestra mamá, a nuestro papá, al tiempo, a la época, al entorno, a la economía familiar, a la economía general, a los políticos y a quien se te pueda ocurrir.
Este es el camino de la biodescodificación. No vivamos en el pasado, podemos elegir un presente diferente. Desde la mirada sistémica, que nos convoca porque somos seres sociales que viven con otros. Porque somos parte de un todo, no podemos tomarnos desde la separación. Estamos todos en este mundo. Lo que necesitamos TODOS es amor.
Podés consultarme por md a mis redes, en mi página o por wpp al 11 3107 4364. Es un placer acompañarnos, te espero cuando así lo desees.
Nos encontramos en nuestro niño cuando somos demandantes, buscando que los demás resuelvan nuestras cosas, cuando nos posicionamos como víctimas. Cuando demandamos a nuestros terapeutas como si fueran nuestros padres y nos enojamos si los problemas no se resuelven. También cuando no estamos dispuestos a invertir en nosotros, para nuestras necesidades o para nuestros gustos. Cuando somos mayores y vivimos con nuestros padres, ya que de algún modo permanecemos en la dependencia siendo niños aun.
Cuando actuamos desde nuestro adulto, nos hacemos cargo de nuestra vida en su totalidad. Lavamos nuestros platos y nuestra ropa, hacemos nuestra comida, pagamos nuestros gastos, nos encargamos de nuestros asuntos materiales y también emocionales.
Y vos, desde dónde estás actuando? Quizá algunas veces lo hagas desde tu niño, otras desde tu adulto. Lo importante es darnos cuenta de esto para poder realizar los cambios que necesitamos.
Si tenés dudas, podés consultarme siempre.
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Las personas que la han sufrido se muestran tímidas, temerosas, retraídas, introvertidas. Frente a los conflictos desaparecen literalmente.
Esta herida se genera en la gestación o en los primeros años de vida de la persona. Cuando siente que está de más, que molesta. En la adultez se manifiesta como una necesidad de autoexigencia.
Por supuesto que lo podemos trabajar y sanar. En primer lugar debemos renunciar a ser víctimas y a la culpa. Enfrentando miedos y aprendiendo a amarnos. Así podemos sanar esa herida y vivir en paz.
Si tenés dudas, podés consultarme siempre.
Si mis palabras te resuenan y desearías iniciar el proceso transformador de la biodescodificación y las constelaciones familiares te invito a comunicarte conmigo por md en mis redes, a mi página o por wpp al 1131074364.
Nuestro niño interior necesita ser mirado, escuchado, amado y abrazado con nuestra alma entera.
Cómo reconocer las heridas que pudimos sufrir de pequeños y como se manifiestan en nuestro presente adulto?
Herida de traición: cuando el entorno familiar suele mentir reiteradas veces o realizar promesas que no se cumplen jamás. De adulto, puede suceder que ese niño necesite tener siempre el control para asegurarse la lealtad y la sinceridad de quienes lo rodean.
Herida de vergüenza: cuando se hace sentir al niño inferior a los demás, mediante burlas o comentarios hirientes. Luego, podrá ser un adulto absolutamente dependiente de otros, haciendo cualquier cosa para sentirse útil y admitido.
Herida de rechazo: cuando el niño es cuestionado por su cuerpo, sus actitudes, sus formas, sus gustos. De adulto suelen requerir aceptación constante.
Herida de abandono: implica cualquier manera de abandono. Desde dejarlo a cargo de alguien hasta faltarle en los momentos importantes o pequeños. Esa falta puede determinar un adulto que necesita mantenerse en alerta y constante vigilancia para protegerse, para no quedarse solo una vez más.
Herida de injusticia: niños castigados permanentemente o cuestionados en sus actitudes sin explicación alguna; puede generar adultos rígidos, que no pueden negociar, perfeccionistas y sumamente ordenados.
Es muy importante que podamos conectar con ese pequeño que hemos sido, para sanar esas pequeñas o grandes heridas y tener una vida plena. Tomarnos amorosamente como niños, es amarnos profundamente como adultos.
Es muy importante que puedas tomar consciencia de este conflicto, para integrarlo y a partir de entonces, iniciar la búsqueda de su origen.
La vida que llevamos de adultos, las tareas a las que nos dedicamos a veces son elecciones genuinas y a veces son respuestas de nuestro inconsciente al intento de reparación de nuestro objeto interior dañado o de reparación de esos caminos frustrados de nuestros antecesores. Se relaciona con el transgeneracional, con ese lugar colectivo del que venimos y al que pertenecemos. Muchas veces seguimos los pasos de algún miembro de nuestra familia, porque hay una fuerza interior que nos impulsa a hacerlo.
Veamos ejemplos.
Cuando hay una búsqueda del padre ausente en el clan, las profesiones elegidas son policías, militares, programadores, ingenieros; ya que la disciplina que da el padre la encuentran en esas actividades.
Cuando un niño es maltratado o herido profundamente, posiblemente será un adulto que trabaje con niños en situaciones de vulnerabilidad. Acompañando a esos niños, se conecta con su propio niño en un intento de reparación inconsciente.
Alguna vez te pusiste a pensar si elegiste libremente o si lo hiciste condicionado? No es tarea fácil.
Hay una buena noticia también. Si amamos nuestro trabajo, nos apasiona y nos da felicidad, cuando nutre nuestro ser, entonces no estamos reparando. Estamos escuchando la voz de nuestra alma y eso es sin dudas, una bendición.