Con las alergias se producen síntomas y signos como resultado de una sobre reacción de tipo inflamatoria–inmunitaria frente a una sustancia externa que se detecta como patógeno, cuando no lo es. Se relaciona básicamente con el conflicto de separación en sus diferentes tonalidades. Lo que programa la respuesta biológica no es el objeto de separación, sino la vivencia, la interpretación de la emoción. Se desplaza la angustia del objeto perdido al síntoma. Nos es funcional para localizar esa angustia y que no esté presente todo el tiempo en nuestra vida. Desplazo la angustia fuera de mí.
En una primera etapa, se produce un episodio emocional muy claro, en el que la persona plasma el vínculo entre esa emoción y el elemento alérgeno. Se transita en soledad, con una imposibilidad de gestionar conscientemente y se transforma en un recurso biológico e inconsciente. Nuestros sentidos graban este instante, esta situación que nos ha impactado y la relaciona con el alérgeno de forma permanente.
En una segunda etapa, se repite una situación análoga al desencadenante o entramos en contacto con el alérgeno, el cual funciona como recordatorio inconsciente de la situación ligada a la emoción. El inconsciente se activa y nos avisa que hay un peligro.
Es muy importante que puedas tomar consciencia de este conflicto, para integrarlo y a partir de entonces, iniciar la búsqueda de su origen.
Recordá siempre que no estamos reemplazando ningún tratamiento psicológico o médico que estés realizando.