La vida que llevamos de adultos, las tareas a las que nos dedicamos a veces son elecciones genuinas y a veces son respuestas de nuestro inconsciente al intento de reparación de nuestro objeto interior dañado o de reparación de esos caminos frustrados de nuestros antecesores. Se relaciona con el transgeneracional, con ese lugar colectivo del que venimos y al que pertenecemos. Muchas veces seguimos los pasos de algún miembro de nuestra familia, porque hay una fuerza interior que nos impulsa a hacerlo.
Veamos ejemplos.
Cuando hay una búsqueda del padre ausente en el clan, las profesiones elegidas son policías, militares, programadores, ingenieros; ya que la disciplina que da el padre la encuentran en esas actividades.
Cuando un niño es maltratado o herido profundamente, posiblemente será un adulto que trabaje con niños en situaciones de vulnerabilidad. Acompañando a esos niños, se conecta con su propio niño en un intento de reparación inconsciente.
Alguna vez te pusiste a pensar si elegiste libremente o si lo hiciste condicionado? No es tarea fácil.
Hay una buena noticia también. Si amamos nuestro trabajo, nos apasiona y nos da felicidad, cuando nutre nuestro ser, entonces no estamos reparando. Estamos escuchando la voz de nuestra alma y eso es sin dudas, una bendición.