Es la sensación de presencia de ruidos o sonidos tipo zumbido, siseo o campaneo más o menos concretos, sin que procedan del exterior. Pueden ser agudos, graves, endebles o tan enérgicos que imposibiliten una interacción normal con el medio. Pueden darse en un solo oído o en los dos. Biológicamente, el sonido tiene la función de suplantar una falta sonora.
Es el propio nervio acústico, el que intenta reparar una falta de un sonido o la necesidad de separarnos de él, causando un estímulo que pueda suplantarlo. El nervio acústico está relacionado con el sentido del equilibrio.
Puede existir un conflicto de separación. No recibir bastantes o buenas palabras, definiciones o silencios. Desmedido silencio. Conflicto de agresión, demasiado ruido, que puede hacernos una hipoacusia. Conflicto de no querer escuchar. Resistencia ante una invasión del territorio auditivo externo o interno.
Puede ser una manera de no tener que escuchar las propias necesidades interiores.