Son tumores benignos del útero constituidos por fibras musculares. Causa infertilidad, aborto o parto prematuro. Suele surgir en mujeres jóvenes o menopáusicas. Es el resultado de la fase de curación de un conflicto de impotencia respecto a tener hijos, de los ritmos sexuales. Biológicamente se relaciona con sustituir a un hijo. Se puede interpretar como tratar de evitar tener hijos, ya que el espacio está ocupado no se formará una nueva vida; o sustituir al hijo que no puedo tener pero deseo tener. Probablemente se muestre en los límites de la menopausia. Puede haber conflicto con encontrar pareja. Memorias de partos muy largos.
Estos conflictos se acoplan sobre un conflicto de base, una fuerte desvalorización de la mujer. Puede ser que se vea hermosa, inteligente y gran profesional, pero hay una desvalorización en su circunstancia de madre o posible madre. Los nutrientes nocivos para el útero son los sentimientos que desvalorizan la energía femenina de creación, maternidad y fertilidad. Si la mujer vivió en un ámbito donde su madre o sus modelos o compañías femeninas no tenían una autoestima alta, la mujer resuena con esto, se alimenta de esto, por lo que hay posibilidades de heredar un cuadro emocional negativo análogo al de las mujeres de su contexto.
Hay un inconsciente social colectivo que determina que la mujer entre los 20 y 35 años, debe casarse, formar una familia y tomar las riendas del matriarcado, pero cuando las prioridades de la mujer o sus propios ciclos femeninos no acompañan ese modelo, comienza a sentirse desigual, inferior y desvalorizada. Ahí se forma la semilla para un mioma, que no es más que la declaración de un conjunto de sentimientos negativos que lastiman su centro femenino, el centro que creará la vida de un bebé, disponiendo así un terreno para recibir un mioma que de forma inconsciente ocupa el mismo lugar que un bebé.
Recordá siempre que no estamos reemplazando ningún tratamiento psicológico o médico que estés realizando.